domingo, 5 de mayo de 2013


Hector Endel Dueño Rivera “Endel Dueño”, nació el 5 de mayo del año 1950. Los que le siguen de manera apasionada, le reconocen atributos comparables con leyendas de virtuosos como el maestro Tito Puente. Sin embargo, la humildad de este autodidacta de la percusión, nacido en pleno corazón de Villa Palmeras, no le permite aceptar ese cumplido, aunque muy adentro de su corazón le parezca fascinante la comparación. Y es que para Héctor N. Dueño Rivera, un taurano testarudo, nacido en la década de los cincuenta, aquellas tardes de verano en las que abandonaba el “corillo’’ de doce hermanos traviesos, para irse al lado de Ángel, su papá -un reconocido “drumer” de la Orquesta de Pepito Torres y de Charlie Rodríguez-, a verle “sacar ritmo a los cueros’’, le parecía más entretenida la música que los juegos. Con diez años, lo que parecía ser puro entretenimiento, comenzó a definirse como su vocación para el futuro, aunque Julia, su madre, hubiera preferido que se mantuviera estudiando. A esa edad, el pequeño Héctor jamás pensó, que con el nombre de “Endel Dueño”, los timbales y la batería serían sustituidos por la percusión que una vez le enseñó su padre y que con esos dos instrumentos, recorrería el mundo.
Cuatro años después, ya tocaba en una orquesta, Los Metropolitans Boys que aunque era un ejercicio de estudiantes, le ganó los primeros aplausos. De ahí pasó a la orquesta de Kito Vélez y tiempo después, los vestíbulos de los principales hoteles de la Capital lo ven ‘’tocar’’ con Reggi Hasby. Por espacio de ocho años, se suma al equipo de músicos de Tommy Olivencia, para levantar aquella época de oro de la salsa. ‘’Ya tenía dos hijos de un primer matrimonio y había que mantenerlos, esa década de los 70 fue de una bonanza única, llegamos a los 80 viviendo de la música por completo”, narra con un aire de nostalgia en su casa en Sabana Seca, lejos del bullicio de la zona urbana. Su habilidad en la descarga con los timbales, con una musicalidad y fuerza asombrosa, si se toma en cuenta que usa la mano izquierda y su entrega en la batería, lo llevan a trabajar con los mejores.
Eran los tiempos del “hit parade’’ de Roberto Roena y los Apollo Sound, los Puerto Rico Old Stars, Batacumbele, Descarga Boricua, Luis Perico Ortiz y Eddie Palmieri en Nueva York. Hilton Ruiz provocó que se moviera de la salsa al “latin jazz” y con el reconocido Dave Valentín le da la vuelta al mundo. El maestro Tito Puente decidió irse a dirigir la Orquesta del Cielo y la pena de separarse físicamente “del más grande’’, lo deprimió. Por años, el estudioso del “fenómeno Puente’’, cultivó su amistad y se dedicó a escudriñar su técnica “para no perder la clave’’. Ralph Mercado decidió producirle un homenaje al Maestro Puente con la orquesta original y le pidió a Dueño que con el timbal, tocara los éxitos de Tito. “Llegamos a la 9 Rue Francoeur, en París, justo dos semanas de haber enterrado a Puente, me emociona el solo hecho de recordar que tocando el número “El Rey del Timbal’’ con el arreglo original que le habían hecho al Maestro, perdí por un momento el ritmo y solté los palos, bajé la intensidad y la velocidad del tema porque sentí a Puente, allí en espíritu, era como si nos estuviera dando la mano para que todo saliera bien, perdí por unos instantes la concentración en el arreglo del número, cuando bajé de la tarima, luego de una ovación de la audiencia, una colombiana corrió y me dijo: Vi a Puente a su lado, sonriendo, esa viejita me comprobó la manifestación del Maestro haciéndome compañía”, cuenta emocionado. “Energy” es el nombre de su grupo de “latin jazz” y el título de su primera grabación en CD, en ese mismo género.
Destinos tan distantes como Rusia, China, Bogotá y Nueva York, lo han mantenido ocupado los últimos dos años. Y es que para la “Enciclopedia del timbal”, apodo con el que le reconocen su conocimiento de ese instrumento, el aplauso en esos países es un reconocimiento a nuestra cultura, a nuestras raíces, a figuras de latinos como Santana, Valentín, Puente, Santamaría, Vilató. “Y no es que no valore los reconocimientos que el Instituto de Cultura ó el pueblo de Loíza , entre muchos otros, me han otorgado, es que cuando ves un alemán, un ruso o un norteamericano, moverse al ritmo de los timbales, te das cuenta de que la música es universal y que nosotros los puertorriqueños, ‘la ponemos en la China’ para que el mundo entero comprenda, que de percusión sabemos, que lo traemos en los genes, que por algo somos los mejores’’, dice y se queda mirando fijamente una foto vieja de Puente, que sigue siendo una protección que mantiene a su lado.
Fuente: elnuevodía.com

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