sábado, 28 de noviembre de 2009




50 AÑOS COMO COLECCIONISTA DE MÚSICA LATINA
JOSÉ HUMBERTO ROJAS GARCÍA
Parte 2
“En el juego de la vida, juega el grande y juega el chico, juega el blanco y juega el negro, juega el pobre y juega el rico, en el juego de la vida nada te vale la suerte porque al fin de la partida gana el albur de la muerte, juega con tus cartas limpias en el juego de la vida, al morir nada te llevas, vive y deja que otros vivan, cuatro puertas hay abiertas al que no tiene dinero el hospital y la cárcel, la iglesia y el cementerio…”
La cita para esta segunda parte había sido concertada en su casa. Era domingo y lo encontramos, pasado el mediodía, con su amigo Arturo Palma Daorta “Colé” refrescándose con unas cervecitas bien heladitas teniendo como fondo musical a la Orquesta Serenata Tropical.
La reunión entonces se inició conversando sobre las diferentes corrientes musicales y como se desenvolvía un bailarín en una sola loseta, haciendo gala los anfitriones de su destreza y habilidad en los diferentes ritmos.
Recordaron a los mejores bailarines de Huacho, el negro Véliz (Jeta) del Barranquito, Fermín y Pirulo que eran primos de Valeriano López, Pocho Rojas y Manuel Albújar “Chereque” del barrio Cocharcas; y también que la mamá de Valeriano López vendía anticuchos en la frontera del callejón Villavicencio.
SCH: ¿Cuáles fueron los primeros discos en su colección?
JR: Mis primeros discos fueron de la Sonora Matancera. En ese tiempo, en una casa, en una reunión si no había un disco de la Sonora no había nada, no había rumba; la Sonora era sinónimo de fiesta, de alegría. Y mi artista favorito era Daniel Santos, cuantas jaranas se han armado con su música, he bailado, gozado, pero no llorado; ojo esa música que recuerdo no mas me trae de Daniel Santos, creo tener la mayoría de sus discos en mi colección.
SCH: ¿Veo en su colección bastante música cubana?
JR: Si, tengo a la mayoría de los cantantes de la Sonora Matancera, también de Panchito Riset, Orquesta Serenata Tropical, y la mayoría son de música romántica como los boleros que hablan de mucho amor de Tito Rodríguez, Olga Guillot, Los Panchos, Roberto Ledesma; los mambos de Dámaso Pérez Prado “El car'e foca” como le decían cariñosamente que también eran de obligatoria presencia en cualquier casa que se preciara de organizar una buena jarana.
SCH: ¿Y qué corriente musical le gusta más?
JR: Creo que por haber crecido junto a esa música, me apego a los boleros de Pedro Vargas, Los Panchos, Los Tres Diamantes; los tangos de Carlitos Gardel, pero también, te repito, los mambos de Pérez Prado y Las Dolli Sister que eran unas bailarinas muy hermosas. Recuerdo que vino la Sonora Matancera para presentarse en el Club La Palma hace algunos años en que si venían artistas de calidad no como ahora que solo vienen artistas que ya están en lo último de su carrera o ya pasaron de moda. Espero que los empresarios tomen conciencia y nos presenten artistas de calidad.
SCH: ¿Una anécdota Pepe que recuerdes de aquellas jaranas antiguas?
JR: Mira antes existía la Quinta Arévalo en la esquina de Cocharcas con San Martín y se extendía hasta lo que hoy es Augusto B. Leguia, recuerdo que tenia bastantes frutales. Los tios de Lolo Arévalo y el papá eran músicos, tocaban su guitarra e iban a dar serenatas; bueno, por aquel entonces había una “ánima” que le decían “la viuda” y pasaba casi a la medianoche, entonces al tío que estaba afinando su guitarra para ir a la serenata los demás muchachos le decían vámonos ya no vaya a ser que se aparezca la viuda y él responde, que viuda ni que ocho cuartos acá tengo mi machete si aparece la correteamos. Bueno, la cosa es que se apareció “la viuda” y el tío en vez de acobardarse sacó el machete y fueron siguiendo a “la viuda” que los vio y en vez de seguir hacia delante dio media vuelta y se regresó. Ellos fueron siguiéndola hasta el cementerio, que en ese tiempo era de adobón, como las paredes estaban por la mitad de un salto ya estabas al otro lado, entonces encontraron a la famosa “viuda” escondida entre los nichos, no era mas que un patita que se disfrazaba y salía a fregar la pita por las noches y de paso se llevaba cuyes, gallina, pato y lo que encontraba por el camino. De la tanda que le dieron creo que “la viuda” ya no apareció ni más por el barrio. Jajajaja..
SCH: ¿Otra más que recuerdes de esa época?
JR: Antes existían las veladas boxísticas, venían peleadores de Lima a fajarse con lo mejorcito de acá. Entonces organizaron una velada en Humaya con tal mala suerte que al empresario le falló su gente y nos fueron a buscar a Cocharcas, donde Aladino, que era un barcito que había en el barrio y el promotor nos ofreció una paga a cambio de que nos hiciéramos pasar por boxeadores de Lima. Con los tragos encima, envalentonados aceptamos pero nos prometió que solamente hiciéramos la finta que peleábamos, fue Cobeto, Varillas, Eca, Víctor Cantera y yo, muchachos del barrio. Todo estaba bien hasta que un espectador se dio cuenta de la farsa y se nos vinieron encima, para salvar la situación uno del público pidió subir para pelear a ver si de verdad éramos boxeadores y le tocó pelear a Víctor Cantera con un cholo que de un puñete lo mandó al hospital con las costillas rotas, jajajaja. Mira y la ultima para que cierres esta parte, en una de las tantas veladas boxísticas que habían participó Eduardo Ausejo que le decían “El bola”, hermano del que fue alcalde de Huacho José Ausejo Cárdenas; la cosa es que cuando este vio que le estaban pegando a su hermano se subió a la tarima y le pegó al boxeador en defensa de su hermano, era bravo el alcalde, jajaja.
Y así, entre recuerdos, anécdotas y escuchando la buena música que colecciona, y prolijamente conserva, dejamos a don Pepe Rojas, que sin lugar a dudas constituye un personaje de nuestra tierra que tiene mucho más que contar, porque Huacho tiene Saborrrrrrrrrrr.


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