CRÓNICAS DE UN MÚSICO
EL APORTE AFROPERUANO
El 7 de diciembre se realizó una ceremonia en Palacio de Gobierno; motivo: el Presidente Dr. Alan García Pérez reconoció oficialmente el aporte afroperuano a la formación de la identidad cultural nacional. A la vez ofreció disculpas, en nombre del Estado, por los siglos de postergación y discriminación de que fueron víctimas los miembros de la minoría afroperuana, cuyos derechos fueron desconocidos y reprimidos pese a su participación en la gesta de la independencia y en la formación de la República.
El Perú es un país de todas las sangres y todas las culturas y la Constitución vigente reconoce en su Artículo 2, inciso 2º que “nadie puede ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica, o de cualquier otra índole”, pero aún en nuestros días esta teórica igualdad ante la ley es olvidada, pues en nuestro país todavía no se ve a un Obispo o Almirante negro, por decirlo así.
La raza negra, llegados a inicios de la colonia española en condición de esclavos, los afroperuanos debieron esperar bien entrada la República para que el Presidente Ramón Castilla, aboliera la esclavitud y les restituyera formalmente su condición de seres humanos libres y dueños de su destino.
En los años 50 del siglo XX, los hermanos Nicomedes y Victoria Santa Cruz Gamarra, integrantes de una familia de intelectuales y artistas, investigaron los componentes afroperuanos en nuestra música y danzas populares, rescatándolos cuando estaban a punto de perderse, en una tarea imprescindible sobre el aporte de la raza afroperuana que luego complementaron los historiadores José Durán y Guillermo Romero.
Hoy, este aporte afroperuano -que se extiende a la música, la danza, la gastronomomía, literatura, deporte y a formas propias del habla y costumbres conservadas en provincias del sur chico como Cañete y Chincha– ha sido revalorizado y es objeto de estudios históricos, antropológicos o literarios. Benvenido este desagravio público por parte del Gobierno y que sea no un gesto sino otro punto de partida para desterrar actitudes soterradas de ciertos sectores sociales contra nuestra raza afroperuana.
En el próximo número hablaremos del aporte en la música y danza en el Perú, en la variedad de géneros y sectores de nuestro país.
EL APORTE AFROPERUANO
El 7 de diciembre se realizó una ceremonia en Palacio de Gobierno; motivo: el Presidente Dr. Alan García Pérez reconoció oficialmente el aporte afroperuano a la formación de la identidad cultural nacional. A la vez ofreció disculpas, en nombre del Estado, por los siglos de postergación y discriminación de que fueron víctimas los miembros de la minoría afroperuana, cuyos derechos fueron desconocidos y reprimidos pese a su participación en la gesta de la independencia y en la formación de la República.
El Perú es un país de todas las sangres y todas las culturas y la Constitución vigente reconoce en su Artículo 2, inciso 2º que “nadie puede ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica, o de cualquier otra índole”, pero aún en nuestros días esta teórica igualdad ante la ley es olvidada, pues en nuestro país todavía no se ve a un Obispo o Almirante negro, por decirlo así.
La raza negra, llegados a inicios de la colonia española en condición de esclavos, los afroperuanos debieron esperar bien entrada la República para que el Presidente Ramón Castilla, aboliera la esclavitud y les restituyera formalmente su condición de seres humanos libres y dueños de su destino.
En los años 50 del siglo XX, los hermanos Nicomedes y Victoria Santa Cruz Gamarra, integrantes de una familia de intelectuales y artistas, investigaron los componentes afroperuanos en nuestra música y danzas populares, rescatándolos cuando estaban a punto de perderse, en una tarea imprescindible sobre el aporte de la raza afroperuana que luego complementaron los historiadores José Durán y Guillermo Romero.
Hoy, este aporte afroperuano -que se extiende a la música, la danza, la gastronomomía, literatura, deporte y a formas propias del habla y costumbres conservadas en provincias del sur chico como Cañete y Chincha– ha sido revalorizado y es objeto de estudios históricos, antropológicos o literarios. Benvenido este desagravio público por parte del Gobierno y que sea no un gesto sino otro punto de partida para desterrar actitudes soterradas de ciertos sectores sociales contra nuestra raza afroperuana.
En el próximo número hablaremos del aporte en la música y danza en el Perú, en la variedad de géneros y sectores de nuestro país.
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